Se acerca el fin del año, y es cuando la nostalgia, y la impotencia llegan de pronto. Es ese momento en donde recuerdas lo vivido, lo sufrido. Las noches, el frío, las palabras, las voces. El sol, el viento, el cielo despejado. Cuando recuerdas el abrir y cerrar de ojos que provocaba el presente, la acción, el estar, y el no estar, el querer y el irse. Recuerdas las despedidas, los inicios, los finales. Recuerdas el girar de las llantas, el freno, las ventanas. Recuerdas el balcón, los árboles, y su vaivén producido por el viento. Recuerdas...recuerdas... Y de pronto, te sabes solo en medio de un cúmulo de sensaciones y emociones. Te sabes solo con el final, te sabes solo con el inicio. Te sabes solo con el resto del tiempo. Tiempo que jamás será suficiente, pero será.
Será el tiempo que quieras que sea, será el tiempo contigo.
Serán las canciones, serán las olas del mar, será el cielo una vez más, azul. Más azul que nunca.
