la salida

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domingo, 2 de octubre de 2011

frío de octubre

Estas fechas son muy nostálgicas para mi, y sin que lo quiera, siempre lo han sido, como si Octubre se anunciara como el mes de la tristeza, o como si anunciara que terribles cosas pasarían, terribles cambios. 

Quizás porque mi cumpleaños es en Septiembre, y de alguna manera, a partir de ese mes, algo en mi cambia, como si mi cumpleaños me obligara a replantearme mi vida, lo que hago, mis sueños, mis ideas, y entonces, me forzara a cambiar, a transformarme, a evolucionar, quizás no siempre para bien, pero al fin, cambiar.

Así ha pasado, de alguna manera, desde hace algunos años, Octubre, Noviembre, me dicen, cambia; el clima cambia, hace frío, mucho frío, a veces insoportable e inevitable, como el cambio mismo. Un frío que parece obligar a la reflexión, a la transformación. 

Octubre y Noviembre me recuerdan caminos llenos de hojas, ofrendas, calaveritas de chocolate, de azúcar, flores amarillas, caminos llenos de colores y de nombres olvidados. Me recuerdo en espera de ese cambio, mis zapatos llenos de pétalos pisados, sin querer, pero pisados al fin; me recuerdo con bastantes suéteres, mis mejillas rojas de frío, mis labios resecos, mi frente helada, las hojas caídas por todas partes, la noche imponiéndose, la noche...la noche...

Esa noche que llegó sin que la esperara, que llegó sin más, que llegó a cambiarlo todo, que llega de vez en cuando, sin que la esperes cada año. Es justo esa "intrusión" lo que la hace especial, única, incomprensible, incontrolable, adictiva. Esa sensación que me causa Octubre, Noviembre, esa sensación, no se me olvida nunca. 

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